ÍNDICE
1. Introducción
- Cómo entender el "mapa" de instrumentos financieros
- Factores que determinan su naturaleza
2. Financiación según el tipo de entidad que la otorga
- Financiación pública
- Nacional
- Autonómica y local
- Europea o internacional
- Financiación privada
- Inversores privados (Business Angels, VC, family offices)
- Empresas industriales o corporates (corporate venturing)
- Financiación bancaria
- Bancos tradicionales
- Neobancos o fintechs
- Financiación híbrida
- Coinversiones público-privadas
- Venture debt y otros modelos mixtos
3. Financiación según la modalidad
- Préstamos (participativos, subordinados, bancarios)
- Subvenciones y ayudas a fondo perdido
- Inyección de capital (equity, ampliaciones)
- Pólizas de crédito y líneas de circulante
- Incentivos fiscales y bonificaciones
- Leasing, renting, factoring y confirming
- Bonos convertibles y otros instrumentos financieros alternativos
- Otras figuras fiscales (tax lease, mecenazgo tecnológico, patent box)
4. Financiación según la fase de desarrollo
- Puesta en marcha y validación de la idea
- Primeras ventas y tracción comercial
- Crecimiento y expansión
- Consolidación y profesionalización
- Diversificación o salida.
5. Financiación según la finalidad
- Circulante y liquidez operativa
- Inversión en activos fijos (CAPEX)
- Inversión en I+D y desarrollo tecnológico
- Contratación y ampliación de equipo
- Marketing y expansión comercial
- Internacionalización y apertura de nuevos mercados
- Reestructuración financiera o mejora de solvencia
1. Introducción
Cómo entender el “mapa” de instrumentos financieros
El mapa de instrumentos financieros para empresas es amplio, diverso y está en constante evolución. El mercado de financiación empresarial se ha vuelto cada vez más complejo, incorporando una creciente variedad de alternativas más allá de la banca tradicional. Hoy en día, emprendedores y pymes pueden acceder a recursos a través de préstamos bancarios, subvenciones públicas, capital de riesgo, crowdlending, coinversiones u otros instrumentos híbridos.
Esta abundancia de opciones, si bien es una ventaja, puede resultar abrumadora al buscar la alternativa más adecuada. Por ello, comprender las características de cada fuente de financiación es esencial para tomar decisiones informadas y estratégicas, según las necesidades específicas de la empresa y su momento de crecimiento.
Factores que determinan su naturaleza
Cada instrumento financiero tiene unas características que lo hacen más o menos adecuado para determinados tipos de empresa, momentos del negocio o finalidades concretas. Entender estos factores es clave para elegir bien y evitar errores costosos.
El origen puede ser público o privado, cada uno con sus ventajas y exigencias. Las modalidades varían entre deuda, capital, ayudas no reembolsables o modelos híbridos. Además, ciertos instrumentos están diseñados para etapas muy concretas del negocio —como el arranque, el crecimiento o la expansión internacional— y otros responden a finalidades específicas como inversión en activos, liquidez o innovación. Conocer estas variables es clave para tomar decisiones informadas y sostenibles.
En las secciones siguientes se presenta una guía completa y actualizada de los tipos de financiación empresarial disponibles en 2025, clasificados según la entidad proveedora, la modalidad del instrumento, la etapa del negocio y el objetivo de la inversión.
2. Financiación según el tipo de entidad que la otorga
Según quién sea el organismo o entidad que aporta los fondos, la financiación empresarial puede dividirse en varias categorías. Cada fuente tiene sus propias ventajas, requisitos y tiempos de respuesta. A continuación, se describen las principales vías de financiación en función del tipo de entidad otorgante.
Financiación pública
La financiación pública proviene de administraciones y organismos gubernamentales, e incluye ayudas diseñadas para fomentar el crecimiento, la innovación y otros objetivos de interés público. Suelen ofrecer condiciones favorables (bajos intereses, plazos amplios o ausencia de avales) ya que buscan impulsar proyectos beneficiosos para la economía. la financiación pública –ya sea nacional, regional o europea– se caracteriza por su enfoque en impulsar sectores prioritarios y por ofrecer costes reducidos. Si bien conlleva trámites administrativos y cierta competencia para acceder (convocatorias y evaluaciones), permite a las empresas financiarse con recursos a menudo no dilutivos (préstamos blandos o subvenciones) y con apoyo institucional. Conocer las convocatorias vigentes y encajar el proyecto empresarial en las líneas públicas adecuadas es clave para aprovechar estas fuentes.
Dentro de este apartado se distinguen varios niveles:
- Nacional y gubernamental: Incluye programas financiados por el gobierno central a través de ministerios, organismos públicos o bancos de desarrollo. En España destacan instrumentos como los préstamos participativos de ENISA o las líneas ICO para pymes y startups innovadoras, así como subvenciones estatales para I+D, sostenibilidad o digitalización. También existen ayudas parcialmente reembolsables del CDTI y deducciones fiscales por innovación tecnológica. Suelen tener presupuestos amplios y apoyar objetivos estratégicos como la transformación digital o la transición ecológica.
- Autonómica y local: Se refiere a la financiación ofrecida por comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos. Se adapta al tejido empresarial regional mediante subvenciones, préstamos bonificados, concursos o coinversiones. Muchas CCAA disponen de sus propios institutos de fomento o vehículos públicos de inversión. Aunque los importes pueden ser menores que a nivel estatal, destacan por su proximidad, acompañamiento técnico y tramitación más ágil.
- Europea o internacional: Abarca instrumentos de la Unión Europea y otros organismos multilaterales. Incluye programas como Horizon Europe o EIC Accelerator, fondos estructurales como FEDER y FSE, y préstamos del Banco Europeo de Inversiones canalizados a través de entidades locales. También existen opciones del Banco Mundial o bancos de desarrollo regional. Aunque requieren alinearse con convocatorias específicas, permiten acceder a grandes volúmenes de capital no dilutivo en condiciones muy ventajosas.
Financiación privada
La financiación privada es aquella que proviene de inversores particulares o entidades no gubernamentales que buscan un rendimiento financiero a cambio de su aportación. La financiación privada, a diferencia de la pública, ofrece mayor rapidez y flexibilidad: los acuerdos se negocian directamente con inversores o corporaciones y, una vez convencidos del potencial del negocio, pueden aportar capital para startups de forma ágil. Sin embargo, también implica ceder parte de la propiedad o asumir socios en la gestión. Es fundamental seleccionar bien al inversor (ya sea un ángel, fondo o corporate) para que aporte valor más allá del dinero y se alinee con la visión de la empresa.
Dentro de este ámbito destacan dos grandes subcategorías:
- Inversores privados (business angels, venture capital, family offices): Agrupan a profesionales que aportan capital propio a cambio de participación en la empresa. Los business angels invierten en fases iniciales y suman valor con su experiencia y red de contactos. Los fondos de venture capital invierten en startups con alto potencial de crecimiento, especialmente en rondas seed, Serie A o posteriores, buscando retornos a medio plazo. Las family offices invierten con una visión más flexible y a largo plazo. También se incluyen aquí los fondos de impacto y private equity, más centrados en empresas consolidadas. Esta financiación suele ser dilutiva, pero no exige reembolso y aporta acompañamiento estratégico.
- Empresas industriales o corporates (corporate venturing): Grandes empresas han creado vehículos de inversión para apoyar startups innovadoras vinculadas a su sector. A través del corporate venture capital, invierten capital o financian proyectos estratégicos con el fin de obtener sinergias, además de retorno económico. Esta relación suele implicar apoyo no financiero (clientes, conocimiento o infraestructura), y un enfoque más paciente que el VC tradicional. Para las startups o pymes, supone una oportunidad de escalar con respaldo industrial, aunque también requiere alineación estratégica con el corporate.
Financiación bancaria
La financiación bancaria ha sido históricamente la vía más tradicional para obtener recursos en las empresas, especialmente en pymes con cierto recorrido. Engloba los productos ofrecidos por entidades financieras para dotar de liquidez o inversión a los negocios, generalmente en forma de deuda.
Dentro de este apartado podemos distinguir dos tipos de players:
- Bancos tradicionales: Los bancos comerciales y cajas de ahorros ofrecen a las empresas productos como préstamos, líneas de crédito, descuento de efectos, avales bancarios, entre otros. Los préstamos bancarios permiten financiar inversiones concretas o liquidez a medio plazo, mientras que las líneas de crédito aportan flexibilidad para cubrir necesidades puntuales de tesorería. El anticipo de facturas mejora el flujo de caja adelantando cobros pendientes. Esta financiación no es dilutiva, pero suele requerir garantías personales o reales, y depende del historial financiero de la empresa. A cambio, ofrece condiciones predecibles y una relación clara: se devuelve el capital con intereses y finaliza el vínculo. Para empresas solventes con ingresos estables, sigue siendo una vía sólida de financiación.
- Neobancos y fintechs: En la última década han emergido nuevos actores en el sector financiero que ofrecen alternativas de crédito más ágiles y digitales para empresas. Los neobancos son bancos 100% en línea con estructuras de costes más bajas, que a veces ofrecen préstamos y líneas de financiación a pymes con trámites simplificados y decisión rápida, apoyándose en tecnología para el análisis de riesgo. Por su parte, las fintech especializadas en financiación empresarial abarcan plataformas de préstamos P2P (crowdlending), adelanto de facturas en línea, factoring digital, revenue-based financing (financiación reembolsada con un porcentaje de ingresos futuros) u otras modalidades innovadoras. Estas entidades digitales ofrecen soluciones más ágiles y tecnológicas, como crowdlending, factoring digital, microcréditos o financiación basada en ingresos. Suelen evaluar el riesgo con algoritmos y datos alternativos, permitiendo procesos rápidos y sin apenas papeleo. Aunque los importes son más bajos y el coste financiero puede ser mayor, permiten acceder a crédito incluso si no se cumplen los requisitos bancarios tradicionales. Son una alternativa útil para pymes que buscan rapidez o flexibilidad, siempre que se revisen bien las condiciones y la fiabilidad de la plataforma.
Financiación híbrida
Este tipo de financiación combina elementos de deuda y capital, o mezcla fondos públicos y privados, para ofrecer soluciones flexibles cuando los modelos tradicionales no encajan. Son especialmente útiles para startups que buscan crecer sin diluirse en exceso o empresas que no acceden fácilmente a financiación bancaria.
Dos ejemplos destacados son:
- Coinversiones público-privadas: Se trata de esquemas en los que fondos públicos y capital privado invierten conjuntamente en las empresas, compartiendo riesgos y alineando intereses. Un caso típico son los fondos de capital riesgo público-privados, donde una parte del fondo proviene de una institución pública (gobierno, instituto de fomento, etc.) y el resto de inversores privados. Estos fondos coinvertidos suelen enfocarse en etapas o sectores que se quieren impulsar (p. ej., tecnología, sostenibilidad) y gracias al apoyo público pueden ofrecer condiciones más ventajosas o asumir proyectos más arriesgados de lo que haría un fondo privado puro. También existen préstamos condicionados que exigen una inversión privada para desbloquear el apoyo público, como ocurre en las líneas de ENISA, IVF, CDTI, o esquemas europeos que cofinancian rondas de inversión. Este modelo garantiza cierta validación del proyecto por parte del mercado y permite a las startups aumentar el volumen total captado sin recurrir exclusivamente a inversores privados, reduciendo la dilución. Eso sí, a cambio, implica coordinar requisitos de distintos financiadores.
Venture debt y otros modelos mixtos: El venture debt o deuda de riesgo es un instrumento de financiación híbrido especialmente diseñado para startups y scaleups. Combina características de deuda bancaria con elementos propios del equity. En la práctica funciona como un préstamo a una empresa respaldada por inversores (tras una ronda de venture capital), pero incorporando a menudo una opción de conversión en acciones (warrants) para el prestamista. Se utiliza para extender la liquidez entre rondas, aunque con intereses más elevados que un préstamo bancario tradicional. Además del venture debt, existen otros modelos mixtos como los préstamos convertibles, los acuerdos SAFE o la financiación basada en ingresos. Todos ellos permiten adaptar la financiación al riesgo, crecimiento y caja de la empresa, siendo especialmente útiles para startups que buscan escalar sin ceder demasiado capital desde el inicio.
3. Financiación según la modalidad
Otra forma de clasificar los tipos de financiación empresarial es atendiendo a la modalidad o instrumento financiero utilizado. Es decir, cómo se estructura el apoyo financiero: préstamo, capital, subvención, arrendamiento, etc. A continuación, se enumeran las modalidades más comunes de financiación para pymes y startups, con sus características principales:
- Préstamos (bancarios, participativos, subordinados):Consisten en un importe que la empresa debe devolver con intereses. Los préstamos bancarios tradicionales exigen avales y se usan para circulante o inversiones concretas. Los participativos, como los de ENISA, combinan deuda y capital: sin garantías, intereses ligados al rendimiento y subordinación en caso de quiebra. Son útiles para startups con potencial. Los subordinados también se sitúan tras otros acreedores y suelen tener intereses más altos. En general, los préstamos aportan liquidez sin diluir, aunque implican obligaciones futuras.
- Subvenciones y ayudas a fondo perdido:Fondos no reembolsables otorgados por entidades públicas o privadas para proyectos con impacto (innovación, digitalización, eficiencia, etc.). Exigen solicitud en convocatorias, justificación de gastos y, a veces, cofinanciación. Aunque no generan deuda ni diluyen, requieren seguimiento y control. Son clave para reducir el coste de inversión en proyectos estratégicos. Incluyen tanto fondos Next Generation EU como premios de innovación de entidades privadas.
- Inyección de capital (equity):Aportación de fondos a cambio de participaciones o acciones. Puede venir de nuevos inversores (venture capital) o de socios actuales (ampliación de capital). No genera deuda, pero implica dilución. Es clave para startups con alta incertidumbre y necesidad de crecimiento. Mejora la solvencia y suele implicar implicación estratégica de los nuevos socios. Incluye rondas semilla, A/B/C, pre-IPO o capital de aceleradoras.
Pólizas de crédito y líneas de circulante:Financiación flexible para cubrir necesidades de tesorería. La empresa accede a una cantidad limitada y paga intereses solo por lo utilizado. Es útil para gestionar el capital circulante (pagos, inventario, nóminas) en negocios con ingresos irregulares o estacionales. También se incluyen el crédito comercial con proveedores y herramientas que garantizan liquidez inmediata para gastos operativos.
- Incentivos fiscales y bonificaciones:No aportan fondos directos, pero mejoran la liquidez vía ahorro fiscal. Ejemplos: deducciones por I+D+i en el Impuesto de Sociedades, bonificaciones en cotizaciones por contratación, o formación de empleados. Aunque no generan caja, permiten liberar recursos para reinversión. Son especialmente relevantes para empresas innovadoras, siempre que se gestionen correctamente.
- Permiten acceder a activos sin compra inmediata. El leasing incluye opción de compra al final del contrato, ideal para adquirir maquinaria o equipos a largo plazo. El renting es alquiler puro (sin opción de compra) e incluye mantenimiento; útil para activos que se renuevan a menudo como flotas o tecnología. No inmovilizan capital y los pagos son deducibles, aunque pueden implicar un mayor coste total.
4. Financiación según la fase de desarrollo
Las necesidades de financiación cambian según el momento en que se encuentra una empresa. Identificar correctamente la fase de desarrollo permite enfocar la búsqueda en las fuentes más adecuadas según el riesgo, los objetivos y el tipo de negocio. Estas son las fases más comunes:
1. Puesta en marcha y validación de la idea (pre-seed / seed):En esta etapa inicial, donde aún se está validando el modelo de negocio, la financiación suele venir de los propios fundadores (bootstrapping), del entorno cercano (FFF: friends, family and fools) o de incubadoras y aceleradoras que aportan capital semilla junto con mentoría. También existen ayudas públicas específicas (como NEOTEC o subvenciones locales para emprendedores), microcréditos y business angels que invierten pequeños tickets en proyectos con potencial. Cada vez es más habitual recurrir a crowdfunding de recompensa o equity crowdfunding en fases muy tempranas para validar el producto y conseguir capital inicial. El objetivo aquí es claro: construir un MVP, obtener feedback real y probar que el modelo tiene recorrido, sin generar deuda ni perder flexibilidad.
2. Primeras ventas y tracción comercial:Una vez validado el modelo y con las primeras métricas comerciales, la empresa busca financiación para consolidar su oferta y aumentar la base de clientes. Aquí entran en juego los primeros préstamos blandos públicos (como ENISA Jóvenes o Emprendedores), nuevas rondas de inversión con ángeles o pequeños fondos, y algunas líneas bancarias si ya existe facturación. También se puede acceder a subvenciones para contratación, digitalización o I+D. La clave es demostrar tracción para convencer a nuevos financiadores de que la empresa puede escalar con los recursos adecuados, reduciendo el riesgo percibido.
3. Crecimiento y expansión:En esta fase, con el modelo probado y métricas consistentes, la empresa necesita recursos para escalar: contratar equipo, abrir nuevos mercados o acelerar el marketing. Las startups recurren a rondas Serie A o B, y en paralelo a instrumentos como el venture debt para alargar el runway sin más dilución. Las pymes más tradicionales optan por préstamos bancarios de expansión o líneas de crédito más amplias. También hay financiación pública específica para esta etapa, como ENISA Crecimiento. El foco es crecer rápido y ganar cuota de mercado, combinando inversión privada, deuda estratégica y subvenciones vinculadas a la innovación o la internacionalización.
4. Consolidación y profesionalización:Con el negocio ya asentado, el objetivo pasa a ser optimizar operaciones, modernizar procesos o reforzar la estructura financiera. Las empresas suelen acudir a financiación bancaria a largo plazo para acometer inversiones en tecnología, renovar maquinaria o automatizar procesos. También son frecuentes los leasing, líneas de crédito y ayudas públicas para digitalización o eficiencia energética. En muchos casos, se busca refinanciar deudas anteriores en mejores condiciones o incluso incorporar socios financieros (como fondos de private equity) que aporten capital y profesionalización. Esta etapa permite reforzar la solvencia, planificar nuevas inversiones y asegurar la competitividad a largo plazo.
5. Diversificación o salida:Cuando la empresa se plantea lanzar nuevas líneas de negocio, expandirse internacionalmente o buscar una salida (venta o salida a bolsa), las necesidades de financiación aumentan y se hacen más sofisticadas. Las scaleups tecnológicas suelen cerrar rondas Serie C o D con inversores internacionales. Las pymes consolidadas pueden recurrir a préstamos sindicados, emisión de bonos o búsqueda de un socio estratégico. Existen también líneas públicas para internacionalización (como ICO Exportadores) y herramientas como el project finance o el mecenazgo tecnológico para grandes inversiones. Si el objetivo es la salida, se puede preparar la empresa con apoyo de fondos de capital riesgo o estructuras mixtas que faciliten la transición.
5. Financiación según la finalidad
La financiación adecuada depende del uso que se le dará al capital. No es lo mismo cubrir nóminas que desarrollar una tecnología. Asociar cada necesidad con el instrumento más eficiente permite minimizar costes, evitar sobreendeudamiento y mantener flexibilidad.
- Circulante y liquidez operativaPara cubrir gastos diarios (nóminas, proveedores, stock), se utilizan líneas de crédito, factoring, confirming o préstamos de tesorería. Estas opciones permiten mantener la actividad sin interrupciones y ajustarse a desfases de caja. También destacan soluciones fintech y acuerdos de pago flexibles. Lo esencial es dimensionar bien estas líneas para no pagar de más ni quedarse cortos, y combinarlas con una buena gestión del capital circulante.
- Inversión en activos fijos (CAPEX)Cuando se adquieren activos duraderos (maquinaria, tecnología, inmuebles), lo habitual es usar préstamos a medio-largo plazo, leasing o renting. Estas inversiones pueden apoyarse en subvenciones sectoriales (por ejemplo, eficiencia energética o digitalización) que reducen la carga financiera. También existen fórmulas como el sale & lease-back, que permite obtener liquidez inmediata sin perder el uso del activo. El objetivo es que el propio activo genere los flujos necesarios para amortizar su financiación.
- I+D y desarrollo tecnológicoLa innovación requiere fondos específicos, ya que el retorno suele ser incierto y a largo plazo. Se combinan subvenciones (como las del CDTI), préstamos bonificados con carencia, deducciones fiscales por I+D y, en fases iniciales, capital riesgo especializado. El mecenazgo tecnológico permite a startups financiarse sin deuda ni dilución, aprovechando incentivos fiscales de terceros. En muchos casos, se estructuran combinaciones: una ayuda CDTI para lanzar el proyecto, deducciones fiscales que reducen el impacto en caja y un inversor vía mecenazgo que completa la financiación. Esta combinación permite afrontar proyectos tecnológicos sin asfixiar la tesorería.
- Contratación y ampliación de equipoAmpliar plantilla implica costes inmediatos que se compensan a medio plazo. Suele financiarse con recursos propios, capital de rondas o créditos de corto plazo. Las ayudas públicas a la contratación y bonificaciones en cotizaciones sociales reducen estos costes iniciales, especialmente al incorporar perfiles como jóvenes, personas en desempleo o investigadores. En startups, la contratación suele ser uno de los principales destinos de los fondos captados, ya que el equipo es clave para escalar el negocio.
- Marketing y expansión comercialLanzar campañas, abrir canales de venta o participar en ferias requiere inversión por adelantado. Puede financiarse con parte de una ronda de inversión, préstamos específicos o modelos como el , que ajusta el reembolso a los ingresos generados. También hay ayudas públicas a la internacionalización que cubren acciones comerciales en el extranjero. En sectores como e-commerce o SaaS, algunas fintechs financian campañas digitales con pagos vinculados a resultados.
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