ÍNDICE
1. Introducción
- ¿Qué es la financiación empresarial?
- Importancia de la financiación como palanca de crecimiento
2. ¿Por qué buscar financiación?
- Razones clave para financiarse
- Ventajas de financiarse en lugar de autofinanciarse
- Financiación como herramienta estratégica, no solo recurso puntual
3. ¿Para qué utilizar la financiación?
- Inversión en crecimiento (expansión comercial, nuevos mercados)
- Desarrollo tecnológico y mejora de producto
- Contratación y ampliación de equipo
- Internacionalización
- Reforzar la estructura financiera y solvencia
4. Aspectos a tener en cuenta al buscar financiación
- El perfil del solicitante
- Coste financiero y condiciones
- Dilución vs. no dilución
- Plazos y tiempos de resolución
- Recursos internos y dedicación necesarios
- Impacto fiscal de las distintas opciones
5. ¿Cuáles son las empresas con más probabilidades de lograr financiación?
- Rentabilidad y sostenibilidad económica
- Solvencia y estructura financiera sólida
- Liquidez y capacidad de afrontar pagos
- Claridad en el modelo de negocio y propuesta de valor
- Experiencia y compromiso del equipo gestor
- Escalabilidad y potencial de crecimiento
- Cumplimiento normativo y buena gobernanza
6. Principales tipos de financiación por naturaleza
- Financiación según el tipo de entidad
- Financiación según la modalidad
- Financiación según la fase de desarrollo
- Financiación según la finalidad
7. ¿Qué financiación encaja con cada tipo de empresa?
- Según grado de innovación y potencial de escalabilidad
- Según antigüedad y etapa de desarrollo
- Según grado de solvencia y liquidez
- Según preferencia de control y dilución
- Según finalidad de la financiación
8. ¿Cuál es el ciclo de financiación típico de las startups y las pymes?
- Para startups: desde bootstrapping y FFF, hasta seed, series A/B, venture debt y exit
- Para pymes: financiación inicial, préstamos bancarios, subvenciones, reinversión y consolidación
8. ¿Qué errores se deben evitar al buscar financiación?
- No planificar ni comparar opciones
- Falta de documentación o proyecciones
- Sobreestimación de necesidades o infraestimación de requisitos
- Depender solo de una fuente
- No valorar impacto en la estructura y control del negocio
- No anticipar necesidades y solicitarla demasiado tarde
9. Cómo preparar tu empresa para buscar financiación
- Planificación y documentación clave
- Business plan y proyecciones financieras
- Revisión del equipo y estructura societaria
1. Introducción
¿Qué es la financiación empresarial?
La financiación empresarial es el proceso de obtener recursos económicos externos para una empresa. Esto puede implicar distintas fuentes (bancos, inversores, organismos públicos, etc.) y distintos instrumentos (préstamos, emisiones de capital, subvenciones, etc.). En esencia, financiarse significa conseguir el capital necesario de terceras partes para iniciar un negocio, hacerlo crecer o mantener sus operaciones, sin depender únicamente de los fondos propios de la empresa.
Importancia de la financiación como palanca de crecimiento
Obtener financiación no solo ayuda a cubrir necesidades, sino que actúa como una palanca de crecimiento empresarial. Un financiamiento bien planificado permite a las empresas acelerar su expansión y aprovechar oportunidades que serían difíciles de abordar con recursos propios limitados. En un entorno competitivo, acceder a capital externo puede traducirse en mayor productividad, innovación y alcance de mercado, convirtiendo al crédito o inversión obtenida en un motor estratégico para crecer de forma sostenible. En otras palabras, la financiación no es simplemente “dinero extra”, sino un instrumento estratégico que, utilizado adecuadamente, impulsa la evolución y valor de la empresa a largo plazo.
2. ¿Por qué buscar financiación?
Buscar financiación no es solo una cuestión de necesidad, sino de estrategia. Muchas veces se asocia con una situación de urgencia o falta de recursos, pero en realidad, acceder a financiación externa puede ser un factor clave para empresas que buscan expandirse, innovar o simplemente mejorar su flujo de caja.
Esto responde a pregunta interna que se hace la empresa: “¿Por qué debería financiarme?”. Por tanto, aquí hablamos de razones de fondo y contexto empresarial. A continuación, exploramos las principales razones por las cuales las empresas optan por fuentes externas de financiación:
- Impulsar el crecimiento y la expansión: Acceder a financiación permite escalar operaciones, lanzar nuevos productos, entrar en nuevos mercados o reforzar la estructura comercial sin tener que esperar a generar beneficios suficientes.
- Innovar y desarrollar producto: Invertir en I+D, lanzar un nuevo servicio o desarrollar una tecnología propia requiere recursos. La financiación externa permite a las empresas mantenerse competitivas en mercados cambiantes y altamente exigentes.
- Optimizar el flujo de caja y la estabilidad operativa: Incluso empresas con buenos ingresos pueden atravesar momentos de tesorería ajustada. Contar con capital externo ayuda a mantener la actividad sin tensiones, especialmente en modelos con ciclos largos de cobro o estacionalidad.
- Aprovechar oportunidades de inversión: Ya sea adquirir otra empresa, acceder a stock a buen precio o lanzar una campaña en un momento clave, la financiación brinda flexibilidad para actuar con agilidad cuando surgen oportunidades.
- Proteger el patrimonio personal: En fases iniciales, muchos fundadores financian con recursos propios. Acceder a capital externo permite distribuir riesgos y evitar comprometer activos personales innecesariamente.
- Mejorar la imagen y la credibilidad empresarial: Tener el respaldo de una entidad pública o un inversor genera confianza y valida la viabilidad del proyecto ante clientes, partners o futuros financiadores.
- Financiar proyectos específicos o crecimiento inorgánico: Desde renovar instalaciones o digitalizar procesos, hasta realizar fusiones o adquisiciones, la financiación externa permite abordar estos hitos sin descapitalizar la operativa.
- Aprovechar ventajas fiscales: Algunas modalidades de financiación permiten deducciones fiscales, optimizando la carga tributaria y mejorando la rentabilidad global del negocio.
- Reforzar el capital de trabajo y la estructura financiera: Disponer de una base sólida permite afrontar pagos con tranquilidad, mantener relaciones estables con proveedores y operar sin tensiones.
En definitiva, la financiación externa puede marcar la diferencia entre crecer de forma reactiva o hacerlo con visión. Elegir bien el momento, la modalidad y el tipo de financiación adecuado es clave para sacar el máximo partido a esta herramienta.
3. ¿Para qué utilizar la financiación?
Conseguir financiación es solo el punto de partida. Lo que realmente marca la diferencia es saber cómo utilizar ese capital de forma inteligente para impulsar el desarrollo del negocio.
Esto, a diferencia de las razones que llevan a buscar financiación, responde a la pregunta táctica: “¿En qué puedo (o debo) usar el dinero una vez lo consigo?”. Aquí nos centramos en usos concretos del capital, es decir, cómo convertir ese dinero en valor real.
Una vez obtenidos los fondos, es fundamental asignarlos a iniciativas concretas que generen retorno, aumenten la competitividad y fortalezcan la empresa a medio y largo plazo. Estos son algunos de los destinos más habituales —y estratégicos— de la financiación para pymes y startups:
- Expansión comercial y aumento de capacidad operativa: El capital se utiliza para abrir nuevas delegaciones, ampliar instalaciones, aumentar producción o escalar campañas de captación. En este caso, la financiación se convierte en un acelerador directo de ingresos y cuota de mercado, permitiendo ejecutar planes de expansión que sin ese apoyo tardarían años en materializarse.
- Desarrollo tecnológico y mejora de producto o servicio: Muchas empresas destinan los fondos a evolucionar su propuesta de valor: crear una nueva versión de su software, digitalizar procesos internos, implementar inteligencia artificial o desarrollar productos más robustos. La financiación aquí permite innovar de forma continua, mantenerse competitivos y proteger la propiedad intelectual en sectores cambiantes.
- Contratación de talento clave y refuerzo del equipo: Incorporar nuevos perfiles —desde especialistas técnicos hasta directivos con experiencia— permite afrontar más volumen, profesionalizar la gestión y abordar nuevos proyectos. El capital se destina a salarios, procesos de selección, formación y retención de talento, lo que se traduce en un salto cualitativo en la capacidad operativa y estratégica de la empresa.
- Acceso a mercados internacionales: Internacionalizar un negocio conlleva múltiples costes iniciales: estudios de mercado, traducciones, adecuación legal y normativa, apertura de oficinas, marketing local, contratación de equipo nativo... La financiación externa permite cubrir esos gastos hasta que la operación se estabilice, y convierte la apuesta por nuevos países en un plan realista.
- Mejora de la eficiencia operativa mediante inversión en procesos: Muchas empresas utilizan los fondos para implementar herramientas de gestión (CRM, ERP, automatización), optimizar cadenas de suministro o reducir tiempos y costes de producción. En este caso, la financiación tiene un retorno indirecto pero altamente rentable: eficiencia, escalabilidad y márgenes más saludables.
- Consolidación financiera y fortalecimiento del balance: En algunos casos, el objetivo no es crecer, sino reforzar la base. Con financiación externa se puede reestructurar deuda, convertir obligaciones de corto a medio plazo o simplemente inyectar liquidez para mejorar ratios financieros. Esto se traduce en más solidez ante bancos, mayor capacidad de maniobra y una mejor imagen frente a inversores o proveedores estratégicos.
4. Aspectos a tener en cuenta al buscar financiación
- Buscar financiación puede ser clave para impulsar el crecimiento de una empresa, pero también implica compromisos. Cada instrumento tiene sus propias exigencias, costes y consecuencias, por lo que es esencial entender bien qué implica cada opción antes de solicitarla.
- Perfil de la empresa No todas las fuentes de financiación son aptas para cualquier empresa. Algunas líneas públicas requieren innovación o impacto social; los bancos priorizan la solvencia y el historial; los inversores buscan escalabilidad y potencial de retorno. Factores como la antigüedad, el sector, la facturación o la experiencia del equipo influyen directamente en el acceso a la financiación. Conocer bien tu perfil es el primer paso para enfocar adecuadamente la estrategia y no perder tiempo con opciones que no encajan.
- Coste y condiciones El tipo de interés, el plazo de amortización o la posible carencia son elementos clave en préstamos. Pero también hay que tener en cuenta las condiciones adicionales: garantías, hitos a cumplir, justificaciones, informes de seguimiento... Todo ello supone un coste directo o en forma de dedicación de recursos internos. Evaluar el coste real de una financiación implica mirar más allá del tipo de interés y entender el grado de exigencia que implica.
- Dilución vs. no dilución Algunas opciones, como la entrada de inversores, implican ceder parte del capital y compartir decisiones; otras, como los préstamos o subvenciones, permiten mantener el control pero exigen devolver el dinero o justificarlo. La elección depende del momento de la empresa y de sus prioridades estratégicas. Ceder equity puede acelerar el crecimiento si el socio aporta valor, pero también supone diluir el control. No diluirse protege la propiedad, pero asume todo el riesgo financiero.
- Plazos y tiempos de resolución No todas las vías de financiación son igual de rápidas. Un crédito bancario puede resolverse en semanas; una subvención pública, en varios meses; una ronda con inversores, puede prolongarse durante más tiempo. Anticipar estos plazos es clave para evitar tensiones de tesorería y alinear el calendario de financiación con las necesidades reales del negocio.
- Recursos y dedicación necesarios Solicitar financiación exige tiempo y preparación. Es necesario elaborar planes de negocio, preparar documentación financiera, mantener reuniones y gestionar todo el proceso. Si la empresa no cuenta con personal capacitado, puede requerir asesoramiento externo. También es importante prever quién se encargará internamente de coordinar todo el proceso sin desatender la operativa del negocio.
5. ¿Cuáles son las empresas con más probabilidades de lograr financiación?
Cuando una entidad financiera o un inversor evalúa financiar un negocio, se fija en una serie de cualidades que aumentan la confianza en que recuperará su dinero con rendimiento. Paradójicamente, las empresas que más probabilidades tienen de conseguir financiación son aquellas que menos la necesitan de forma urgente. Financiadores e inversores no suelen acudir al rescate de negocios en apuros; al contrario, buscan sumarse a proyectos que ya muestran señales de salud y potencial. Nadie quiere subirse a un barco que se está hundiendo. Por eso, es clave anticiparse y buscar financiación cuando la empresa aún tiene margen de maniobra, no cuando ya le falta el oxígeno. Adelantarse al momento crítico permite negociar mejores condiciones y mostrar una imagen más sólida, lo que aumenta las probabilidades de éxito.
Así, las empresas que logran atraer financiación suelen compartir las siguientes características:
- Rentabilidad y sostenibilidad económica: Un historial (o proyecciones creíbles) de rentabilidad aumenta enormemente las probabilidades de obtener fondos. Los financiadores quieren empresas que generen beneficios o al menos tengan un modelo de ingresos sólido que apunte a ser rentable en el futuro cercano (en el caso de startups en etapa temprana). Además, se valora la sostenibilidad del negocio: es decir, que no sea un éxito efímero, sino que tenga potencial de generar beneficios de forma constante. Márgenes adecuados, control de costes y un plan claro para alcanzar el punto de equilibrio son señales positivas de cara a conseguir financiación.
- Solvencia y estructura financiera sólida: La solvencia se refiere a la capacidad de la empresa para hacer frente a sus deudas y obligaciones. Una empresa con balance sólido (capital propio suficiente en relación a sus deudas) e indicadores financieros saludables transmite mayor seguridad a bancos e inversores. Por ejemplo, un ratio de endeudamiento bajo o moderado significa que aún tiene margen para asumir nuevos préstamos, y una estructura financiera equilibrada (buen nivel de patrimonio neto, deuda de largo plazo antes que excesiva deuda de corto plazo, etc.) indica una gestión prudente de los recursos. Las entidades financieras analizan estos números; por ello, empresas con finanzas saneadas y reservas tienen más facilidades para obtener crédito, y los inversores de capital riesgo también prefieren negocios que no estén al borde de la insolvencia.
- Liquidez y capacidad de afrontar pagos: Además de la solvencia en el balance, la liquidez diaria es vital. Una empresa puede ser rentable a nivel contable y/o en el largo plazo, pero si tiene problemas de liquidez en el corto (es decir, no dispone de efectivo suficiente en el momento adecuado), podría incumplir pagos. Los financiadores revisan el flujo de caja de la empresa: si genera suficiente efectivo de sus operaciones, cómo maneja sus cuentas por cobrar y por pagar, etc. Las pymes con buena gestión de tesorería y capacidad de generar efectivo regularmente inspiran confianza de que podrán pagar las cuotas de un préstamo o manejar eficientemente los fondos invertidos. Demostrar que se cuenta con planes de contingencia para cubrir pagos (por ejemplo, líneas de crédito para capital de trabajo, seguros, etc.) también suma puntos a la hora de evaluar la solicitud.
- Claridad en el modelo de negocio y propuesta de valor: Los bancos y, especialmente, los inversores privados buscan entender fácilmente cómo gana dinero la empresa. Una propuesta de valor clara (qué ofrece la empresa y por qué es atractiva para sus clientes) junto a un modelo de negocio bien definido (cómo convierte esa propuesta en ingresos y beneficios) son fundamentales. Si una empresa no sabe explicar de forma sencilla de dónde provendrán sus flujos de ingresos, qué mercado atiende y por qué sus clientes le pagarán, difícilmente convencerá a alguien de que le financie. Al contrario, las empresas que articulan un plan de negocio coherente, con un mercado objetivo identificado y una estrategia comercial definida, generan credibilidad. Esto aplica tanto para startups innovadoras (que deben explicar cómo planean monetizar su innovación) como para pymes tradicionales (que deben mostrar que conocen su sector y tienen ventaja competitiva).
6. Principales tipos de financiación por naturaleza
La financiación empresarial se puede clasificar de muchas maneras. Conocer las distintas categorías ayuda a entender las opciones disponibles y la naturaleza y características de cada una. A continuación, resumimos los principales tipos de financiación según diferentes criterios:
- Financiación según el tipo de entidad: Este criterio distingue entre quién es el agente que aporta los fondos. Puede tratarse de financiación pública, proveniente de organismos estatales, autonómicos o europeos que apoyan el crecimiento empresarial mediante préstamos, subvenciones u otras fórmulas. También puede ser financiación privada, aportada por inversores particulares, fondos de capital riesgo, bancos u otras entidades financieras. En algunos casos, se combinan ambas a través de mecanismos de coinversión o fondos público-privados.
- Financiación según la modalidad: Aquí hablamos de la naturaleza jurídica o económica del instrumento utilizado. Puede ser financiación de deuda (como préstamos, líneas de crédito, factoring, confirming o leasing), que implica devolver el dinero con intereses en un plazo determinado, y donde el coste financiero principal suele ser el tipo de interés. También puede ser financiación de capital, es decir, aportaciones de inversores a cambio de una participación accionarial en la empresa (como ocurre en rondas de inversión o con business angels), lo que implica dilución y cesión parcial del control. Además, existen instrumentos no reembolsables, como las subvenciones o los incentivos fiscales, que no exigen devolución directa del dinero recibido, aunque sí suelen conllevar requisitos de justificación, destino específico y permanencia del proyecto. También hay fórmulas híbridas, como los préstamos participativos, que combinan elementos de deuda y capital: tienen un tipo de interés variable vinculado a los resultados de la empresa y se consideran cuasi capital en ciertas condiciones. Cada modalidad implica implicaciones distintas en cuanto a coste, control, obligaciones de devolución, fiscalidad y nivel de exigencia documental.
- Financiación según la fase de desarrollo: Las necesidades y posibilidades de financiación no son las mismas para una empresa que está arrancando que para otra ya consolidada. En fases muy tempranas (como la semilla o pre-semilla), antes de generar ingresos o alcanzar rentabilidad, la empresa necesita capital para construir el producto, validar el modelo o entrar al mercado. En este contexto, no hay caja suficiente para devolver un préstamo en el corto plazo, por lo que se recurre a instrumentos que no exigen devolución, como subvenciones, aportaciones de los socios, inversores privados o préstamos con plazos de carencia prolongada, en los que la devolución no es inmediata. En cambio, cuando una empresa ya genera ingresos o beneficios, puede acceder a financiación que se apoya en su capacidad de devolver (deuda bancaria, líneas de crédito, factoring, etc.) y que sirve para cubrir necesidades operativas, financiar circulante o acometer inversiones concretas en un momento determinado, como la inversión en una fábrica o la expansión a otro país. Por tanto, conocer en qué fase se encuentra el negocio es clave para identificar qué tipo de financiación tiene más sentido y cuáles son accesibles en función del riesgo que representa para el financiador.
7. ¿Qué financiación encaja con cada tipo de empresa?
No existe una solución única válida para todas las empresas; por el contrario, la opción ideal depende del perfil y circunstancias de cada negocio. En Kleo agrupamos las principales opciones de financiación en tres grandes bloques: pública, bancaria y privada, cada una con instrumentos y requisitos distintos. A continuación, te explicamos qué tipo de empresa suele encajar mejor con cada categoría y algunos ejemplos concretos dentro de cada grupo.
Perfil tipo: Ideal tanto para startups como para pymes que estén innovando, creciendo o invirtiendo en digitalización, internacionalización o creación de empleo y que contribuyan a crear un impacto positivo en la sociedad o en el tejido empresarial. Es especialmente útil en fases tempranas o cuando se elaboran proyectos de gran envergadura.
Pros: Muy útil cuando no se dispone de caja para devolver en el corto plazo, y aún se es demasiado pequeño para ceder participación sin perder control del negocio. Algunas opciones no exigen devolución o lo hacen en condiciones muy favorables.
Contras: Plazos largos de resolución; no puede urgirte la caja. Requiere tiempo, documentación técnica y seguimiento administrativo.
Ejemplos:
- Subvenciones: Recomendadas para startups en fase de desarrollo o pymes que acometen proyectos específicos (como I+D, contratación o expansión internacional). Ejemplo: Activa Startups o ayudas regionales a la innovación.
- Préstamos blandos: Encajan con empresas jóvenes con proyecciones creíbles que necesitan financiar crecimiento sin asumir un coste financiero elevado desde el inicio. Ejemplo: ENISA o IVF coinversión.
- Deducciones fiscales: Orientadas a pymes y startups que invierten en I+D+i y ya generan beneficios, permitiendo reducir el impuesto de sociedades. Ejemplo: Deducción fiscal por actividades de I+D o IT.
- Bonificaciones a la Seguridad Social: Útiles para pymes con plantilla o en fase de contratación, ya que permiten reducir costes laborales. Ejemplo: Bonificaciones por contratar personal investigador o menores de 30 años.
Perfil tipo: Más adecuada para pymes ya rentables o startups con ingresos recurrentes, que pueden asumir compromisos de devolución en el corto o medio plazo. Se usa habitualmente para financiar circulante, inversiones concretas o necesidades operativas puntuales.
Pros: Buena alternativa cuando hay ingresos y estabilidad operativa. Trámites estandarizados y tiempos relativamente cortos.Contras: Exige capacidad de repago y garantías. Poca flexibilidad en fases tempranas o con modelos de negocio no tradicionales.
Ejemplos:
- Préstamos: Útiles para financiar inversiones como compra de maquinaria, reformas o expansión territorial, cuando se tiene capacidad de repago. Ejemplo: Préstamo ICO para inversión productiva.
- Líneas de crédito: Recomendadas para empresas con picos estacionales de tesorería o que necesitan flexibilidad para cubrir pagos puntuales. Ejemplo: Línea de crédito para necesidades de circulante.
- Factoring y confirming: Pensado para pymes con clientes solventes que buscan anticipar facturas o gestionar pagos a proveedores. Ejemplo: Factoring con recurso para anticipar cobros de clientes B2B que pagan a 60 días.
- Leasing y renting: Muy usado por pymes que necesitan equipos, vehículos o tecnología sin hacer un gran desembolso inicial. Ejemplo: Renting tecnológico para renovar el equipamiento informático.
Perfil tipo: Fundamental para startups en fase de crecimiento que necesitan capital para escalar, validar mercado o atraer talento. También aplicable a pymes con modelos innovadores que buscan socios estratégicos o alternativas al endeudamiento.
Pros: Permite conseguir capital en fases sin ingresos. Aporta acompañamiento, red y validación externa.Contras: Implica dilución y cesión de control. Procesos largos, exigentes y con alta competencia.
Ejemplos:
- Crowdfunding: Ideal para startups con productos físicos o de consumo que generan entusiasmo entre el público general. Ejemplo: Una marca de mochilas sostenibles lanza una campaña para financiar la primera producción, validando la demanda y generando comunidad.
- Crowdlending: Pymes consolidadas que necesitan liquidez puntual y no quieren pasar por banca tradicional. Ejemplo: Una tienda online de cosmética natural acude a una plataforma para financiar el aumento de stock antes del Black Friday, devolviendo el préstamo en 12 meses.
- FFF (Friends, Family & Fools): Primera fase de una startup que necesita validar una idea o construir un MVP sin acceso aún a inversores profesionales. Ejemplo: Dos socios fundadores piden 25.000 € a familiares y amigos para desarrollar el primer prototipo de una app de reservas para autocaravanas.
- Business Angels (BA): Startups con primeras métricas que buscan no solo capital, sino experiencia y contactos. Ejemplo: Una plataforma de salud mental con 1.000 usuarios activos mensuales cierra una ronda de 100.000 € con tres BA especializados en healthtech y producto digital.
- Venture Capital (VC): Empresas con tracción clara y un modelo escalable que buscan levantar una ronda significativa para expandirse rápido. Ejemplo: Una startup B2B de inteligencia artificial para logística con contratos piloto firmados levanta 1,5M € en una Serie A con un fondo especializado en deeptech.
- Incubadoras y aceleradoras: Startups en fase muy temprana que buscan apoyo integral (formación, red, visibilidad y a veces inversión semilla). Ejemplo: Una startup de agrotech es seleccionada por Lanzadera o SeedRocket, recibe mentoring intensivo, espacio de trabajo y una inversión inicial de 50.000 € a cambio de equity.
8. ¿Cuál es el ciclo de financiación típico de las startups y las pymes?
La evolución de una empresa a lo largo del tiempo suele ir acompañada de distintas rondas, ciclos financieros o formas de financiación, que se ajustan a las necesidades, riesgos y objetivos propios de cada etapa. No todas las empresas siguen exactamente el mismo recorrido, pero entender este ciclo típico permite anticipar qué tipo de financiación puede encajar mejor en cada fase.
1. Puesta en marcha y validación de la idea
- Startup: FFF (Friends, Family & Fools), incubadoras/aceleradoras, subvenciones para innovación, capital semilla, ENISA Jóvenes Emprendedores, crowdfunding de inversión.
- Pyme tradicional: Aportaciones de socios, microcréditos, subvenciones para autoempleo o emprendimiento local, préstamos personales o avalados.
2. Primeras ventas y tracción comercial
- Startup: Business Angels, crowdfunding, préstamos participativos (ENISA, IVF, etc.), subvenciones a innovación o digitalización.
- Pyme tradicional: Préstamos bancarios iniciales, líneas de crédito, subvenciones a fondo perdido (municipales o autonómicas), leasing para maquinaria o vehículos.
3. Crecimiento y expansión
- Startup: Rondas de inversión (venture capital), coinversión público-privada, préstamos públicos para crecimiento, ENISA Crecimiento, ayudas CDTI, préstamos participativos.
- Pyme tradicional: Préstamos bancarios a medio-largo plazo, leasing/renting, factoring, subvenciones específicas para internacionalización o inversión productiva, incentivos fiscales.
4. Consolidación y profesionalización
- Startup: Deuda bancaria si ya hay rentabilidad, venture debt, fondos Serie B/C, préstamos subordinados, financiación puente antes de exit.
- Pyme tradicional: Refinanciación bancaria, financiación estructurada, líneas ICO, reinversión de beneficios, incentivos a la eficiencia energética, planes de apoyo sectorial.
5. Diversificación o salida
- Startup: Venta a un tercero (M&A), secondary de socios, private equity, salida a bolsa.
- Pyme tradicional: Relevo generacional, venta del negocio, financiación para adquisición de otras empresas, private equity o bancos especializados en M&A.
9. ¿Qué errores se deben evitar al buscar financiación?
Al emprender el proceso de conseguir fondos, es fácil cometer equivocaciones que dificulten o encarezcan la obtención de recursos. Estos son algunos errores comunes que las empresas deben procurar evitar cuando buscan financiación:
• No planificar ni comparar opciones: Muchas empresas se lanzan con la primera opción que encuentran, sin estudiar otras alternativas ni tener un plan B. Esto puede implicar aceptar condiciones poco favorables o solicitar importes desajustados. Comparar instrumentos, plazos, tipos de interés, requisitos y flexibilidad es clave para acertar.
• Falta de documentación o proyecciones poco realistas: Presentar una solicitud incompleta, mal preparada o con números poco creíbles (por ejemplo, proyecciones de crecimiento sin sustento) resta seriedad. Hay que cuidar los estados financieros, preparar previsiones bien argumentadas y explicar con claridad cómo se usará el dinero.
• Sobreestimar las necesidades o subestimar los requisitos: Pedir mucho más capital del necesario puede generar desconfianza, además de pagar más caro por el capital que realmente no se necesita. Pero también lo es ignorar las condiciones exigidas (garantías, dilución, control…). Conviene afinar el cálculo del importe y entender bien lo que implicará cada opción antes de lanzarse.
• Depender solo de una fuente de financiación: Confiar todo a un solo banco, inversor o convocatoria es arriesgado. Si falla, no hay alternativa. Lo ideal es diversificar: combinar tipos de financiación, hablar con varios agentes y mantener opciones abiertas para no quedar atrapados.
• No valorar el impacto en la estructura y control del negocio: Cada tipo de financiación tiene consecuencias: la deuda puede asfixiar el flujo de caja; el capital implica ceder parte de la empresa. Antes de firmar, hay que analizar cómo quedará la estructura accionarial o financiera, y si se mantienen el control y la flexibilidad.
• No anticipar necesidades y solicitar la financiación demasiado tarde: Esperar al último momento suele implicar prisas, menos margen de negociación y más riesgo de quedarse sin fondos a tiempo. Es clave prever las necesidades con antelación y buscar financiación cuando la empresa aún tiene caja, no cuando ya es urgente.
10. Cómo preparar tu empresa para buscar financiación
Antes de tocar la puerta de bancos o inversores, es vital poner la casa en orden. Preparar la empresa internamente aumenta mucho las probabilidades de éxito en la obtención de fondos. Algunos pasos clave para estar listo son:
• Tener la documentación al día: Cuentas anuales, balances, modelo 200, escrituras, 036, contratos clave… Todo debe estar completo, actualizado y bien organizado. Los financiadores valoran la transparencia y el orden documental.
• Preparar proyecciones financieras realistas: Es fundamental contar con previsiones claras de ingresos, gastos, EBITDA y necesidades de caja para los próximos 12-36 meses. Deben estar basadas en supuestos realistas, y alineadas con la estrategia de negocio.
• Clarificar el destino de los fondos: Explicar con detalle para qué se necesita el dinero y qué impacto tendrá. Cuanto más concreto (ej. contratar equipo comercial, lanzar nuevo producto, internacionalización), más confianza generará.
• Validar el modelo de negocio: Aportar métricas que demuestren tracción: ventas, usuarios, contratos, acuerdos, etc. En fases iniciales, al menos mostrar validación de mercado (interés real, pilotos, primeras pruebas de concepto…).
• Revisar la estructura societaria y de gobierno: Tener claro quiénes son los socios, cómo se reparten las participaciones, y si existe un pacto de socios o una estructura preparada para entrar nuevos inversores. La falta de claridad aquí puede ser un freno importante.
• Ordenar los aspectos legales y fiscales: Asegurarse de estar al corriente de pagos, sin incidencias con Hacienda o Seguridad Social. Cualquier irregularidad detectada por un financiador puede ser motivo de rechazo directo.
• Conocer bien qué tipo de financiación se busca: No es lo mismo preparar la empresa para una ronda de inversión que para pedir un préstamo público o bancario. Hay que tener claro el instrumento más adecuado para cada momento y adaptar la estrategia y los documentos a ello.
En resumen, buscar financiación para pymes y startups en 2025 conlleva entender qué es y por qué usarla estratégicamente, saber en qué invertir esos fondos, conocer las opciones disponibles y sus implicaciones, y preparar cuidadosamente tanto el negocio como la documentación. Con la planificación adecuada y evitando los errores comunes, la financiación se convierte en un aliado del crecimiento empresarial, permitiendo a las compañías llevar sus proyectos al siguiente nivel.
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